domingo, 29 de junio de 2008
lunes, 23 de junio de 2008
"Pertenezco a los ignorantes de izquierda", "votaría a mi marido", "Sarkozy no es en absoluto conservador"
Pregunta. ¿Se ha nacionalizado ya francesa?
P. Usted organiza cenas con artistas para su marido. Considera que eso forma parte de su misión de tratar de rellenar la trinchera entre las clases culturales y la derecha?
P. ¿Usted apoya la sanción contra los internautas?
P. Usted tiene una función (esposa del jefe de Estado) y un oficio (cantante). ¿No teme que su oficio, a lo largo de estos cinco años, se convierta en una simple ocupación?
domingo, 22 de junio de 2008
Bob Dylan
Bibiana Aído
Aunque es probable que le hayan hecho perder frescura. Una pena.
miércoles, 11 de junio de 2008
Un homenaje
Todo es mentira. Manuel Bohórquez, el gran maestro, purista, dicen, me dijo en similares términos a estos: "Morente es el que más me gusta". Probablemente el mejor es una palabra muy poco flamenca y google-internet no existía cuando Bohórquez, me quito el sombrero, escribió sus mejores crónicas (Vino a mangar y se fue con el público metido en la chistera). Otra vez me dijo, después de comer en el manuela, y a requerimientos míos: "Las lentejas no estaban muy flamencas". Se cuenta, y cuento yo, nunca lo escuché de su boca, que estaba un día en el andamio, literalmente, cuando, después de haber tratado de quemar una furgoneta de reparto del ABC, frustrado por no poder quemar el ABC, le increpó un flamenco, una mano sobre la puerta abierta del mercedes, la otra - se supone- en los cojones, en parecidos adjetivos: "hijo de puta, vaya crónica de mierda, pero yo me cago en lo más grande, porque yo tengo esto". El flamenco le mostró el mercedes. Fue entonces cuando Bohórquez decidió: A mí me pagan por escribir. Lo conocí, sentado en mi sitio, su sitio. Le dije, con parecidos vocablos: "Siéntate, eres demasiado grande para mí". Me refería a su físico. Luego descubrí que no me refería a eso, sino a su alma. Lo recuerdo vestido de blanco, impecable, flamenco como las lentejas bien hechas, en Casabermeja. Mis erizos dolían.
PD. Esto no es una necrológica, es un homenaje. Bohórquez está vivito y coleando. Confío en que por muchos años.
lunes, 9 de junio de 2008
Para Ángel
Enrique Clemente. ¿Qué opina de la Ley de la Memoria Histórica?
Jaime Mayor Oreja. Hacer de una tragedia de nuestra historia un elemento de división es fácil, pero es un disparate. Si hicimos un esfuerzo en la transición para que este tema no siguiera dividiendo a los españoles, ¿para qué resucitar otra vez quiénes fueron más asesinos en la guerra?
E. C. ¿Por qué le cuesta tanto al PP condenar el franquismo?
J. M. O. Porque eso forma parte de la historia de España. Yo no lo he condenado, yo elogio y alabo la transición democrática. ¿Cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles?
E. C. Por esa misma lógica, tampoco condenará el nazismo o el estalinismo, porque muchos alemanes y soviéticos los apoyaron.
J. M. O. En la guerra hubo dos bandos y en el nazismo solo uno.
E. C. En el franquismo solo hubo un bando que reprimía.
J. M. O. También hubo dos, porque el franquismo fue la consecuencia de una Guerra Civil en la que hubo dos bandos. No es lo mismo que el régimen nazi, donde había un solo verdugo.
E.C. Entonces, dejando al margen la Ley de la Memoria Histórica, ¿no considera pertinente condenar el franquismo?
J. M. O. No, por muchas razones. ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores.
Y el Abc
jueves, 5 de junio de 2008
Un diálogo
¿Abrir fuego?, responde Ángel, extrañado.
Silencio.
¿Romper el hielo?, tantea de nuevo.
¡Eso!, exclama Olivia. Sonríe.