Por fin habrá buena literatura en los escaparates de las librerías.
Extracto de una entrevista en Público.
P. Los héroes de sus personajes no suelen ser más que mitos que han perdido su idealismo y en muchas ocasiones se han convertido en delincuentes. ¿No cree que es posible llevar la coherencia ideológica hasta las últimas consecuencias?
R. Sí lo creo posible, claro está, pero me interesa más la pérdida de ideales, y los conflictos que eso pueda generar en la personalidad y en la convivencia, que no la coherencia de algunos personajes vivida hasta las últimas consecuencias. Muchos, tanto de un bando como de otro, desertaron de sus convicciones. Pero yo no juzgo a mis personajes, sólo constato unos hechos.
P. ¿Cree que los escritores o los intelectuales tienen mayor responsabilidad en la sociedad en la que viven?
R. Me considero un novelista, no un intelectual. Hay muchas maneras de entretener al lector, incluso con una buena crónica o un análisis de la situación política del país. Pero no es mi caso. Yo soy un entusiasta de la literatura de ficción, lo cual no me exime, naturalmente, de mis responsabilidades para con la sociedad, la primera de las cuales tiene que ver con mi trabajo. El esmero es la única convicción moral del escritor.
P. ¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica que aprobó el Congreso en 2007?
R. La derecha española es la que está interesada en el olvido, por razones obvias. El PP es todavía, le guste o no, depositario de las esencias franquistas, y no renuncia a ellas porque es consciente de una amplia base afiliada a esas esencias... Pero me está usted haciendo hablar de política, y yo pretendo hablar de literatura. Sólo una cosa: sin memoria, sea ésa histórica, colectiva o individual, el escritor no es nada.
R. Sí lo creo posible, claro está, pero me interesa más la pérdida de ideales, y los conflictos que eso pueda generar en la personalidad y en la convivencia, que no la coherencia de algunos personajes vivida hasta las últimas consecuencias. Muchos, tanto de un bando como de otro, desertaron de sus convicciones. Pero yo no juzgo a mis personajes, sólo constato unos hechos.
P. ¿Cree que los escritores o los intelectuales tienen mayor responsabilidad en la sociedad en la que viven?
R. Me considero un novelista, no un intelectual. Hay muchas maneras de entretener al lector, incluso con una buena crónica o un análisis de la situación política del país. Pero no es mi caso. Yo soy un entusiasta de la literatura de ficción, lo cual no me exime, naturalmente, de mis responsabilidades para con la sociedad, la primera de las cuales tiene que ver con mi trabajo. El esmero es la única convicción moral del escritor.
P. ¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica que aprobó el Congreso en 2007?
R. La derecha española es la que está interesada en el olvido, por razones obvias. El PP es todavía, le guste o no, depositario de las esencias franquistas, y no renuncia a ellas porque es consciente de una amplia base afiliada a esas esencias... Pero me está usted haciendo hablar de política, y yo pretendo hablar de literatura. Sólo una cosa: sin memoria, sea ésa histórica, colectiva o individual, el escritor no es nada.