lunes, 5 de enero de 2009
Honor como ideal
"Esa vida apasionada y frustrante al mismo tiempo, activista y culpabilizadora, intensa y vana, urgente y perecedera fue la que amó Camus con la fogosidad que pondría también en el teatro. Pero es verdad que se negó a ejercer un poder injusto, a caer en la tentación de distribuir censuras y elogios, y que practicó la difícil oposición al culto de la moda y al espíritu de la época y desautorizó la rivalidad entre competidores, la denigración convertida en sistema y a los cortejantes de toda clase de poder. ¿Por qué? Sencillamente, porque el periodismo también es eso. Camus había leído, evidentemente, Las ilusiones perdidas y no ignoraba la máxima de Balzac: "Si no existiera la prensa, habría que procurar, por encima de todo, no inventarla".
En realidad, podríamos decir que el periodismo por el que Camus sentía nostalgia consistía en la apuesta que no pudo llevar a cabo porque le faltó tiempo: la concepción de un periódico que desterrase todo tipo de mentira, en el que la virtud fuese, no obstante, divertida, y donde se defendieran, encarnizadamente tres principios, los de la justicia, el honor y la felicidad. Un tríptico más sorprendente de lo que parece ¿Qué persona de izquierdas se atreve a hablar así sobre el honor como ideal?"
Jean Daniel. Camus. A contracorriente. Galaxia Gutenberg. Círculo de lectores.
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