jueves, 29 de enero de 2009

Especifiqué que no te olvidaras del puto reloj


He vuelto a ver Pulp Fiction. No ha envejecido. Es una película enorme. Actores espléndidos. Historias hilarantes. Diálogos fluidos. Sin moraleja. En fin. Genial.

María de Medeiros a Bruce Willis: "Me he estado mirando en el espejo. Me gustaría tener barriga".
Bruce Willis a María de Medeiros: "Especifiqué que no te olvidarás del puto reloj"

sábado, 17 de enero de 2009

Messi


Como Messi esté cinco o seis años jugando así y gane un mundial, Maradona debería preocuparse. Su trono en la cima peligra.

lunes, 12 de enero de 2009

En una aldea se conocen todos



"Ruanda, célebre país de las mil colinas, es, ante todo, el país de una gigantesca aldea.
Tras el genocidio, muchos extranjeros se preguntaron cómo los asesinos, que fueron muchísimos, reconocían a sus víctimas entre el desbarajuste de la matanza, ya que los ruandeses de ambas etnias hablan la misma lengua sin variantes, viven en los mismos lugares y se diferencian por unos rasgos físicos que, aunque puedan llamar a veces la atención, son muy aleatorios.
La respuesta es sencilla: no era necesario que los asesinos reconocieran a las víctimas, puesto que ya las conocían. En una aldea se sabe todo".

Jean Hatzfeld. Una temporada de machetes. Anagrama.

Cacería en los pantanos


Pancrace: "Algunos empezaron la cacería como valientes, y acabaron la cacería como valientes. Otros nunca fueron valientes y mataron por obligación. A otros el tiempo les trajo valentía para sustituir al miedo.
Había muchos que tenían valentía cuando estaban trabajando y miedo en cuanto acababa la matanza. Sencillamente, se calentaban durante la pelea.
Algunos rehuían los cadáveres y a otros les importaba un bledo. Ver todos esos cadáveres que se extendían por los pantanos podía enardecer o podía agobiar y frenar. Pero casi siempre hacía que uno se acostumbrara.
Matar es algo que desanima mucho si depende de ti la decisión, incluso matar un animal. Pero si tienes que obedecer consignas de las autoridades, si te han mentalizado como es debido, si sientes que te mangonean, si ves que la matanza va a ser total y sin consecuencias nefastas en el futuro, te apaciguas y te serenas. Y sigues adelante sin más apuros".

Jean: "Si a un muchacho que tenía fuerza bastante en los brazos para sujetar con firmeza el machete su hermano o su padre se lo llevaban con el grupo, imitaba y se acostumbraba a matar. La edad ya no era un estorbo. Se acostumbraba a la sangre. Se convertía en una actividad corriente, puesto que era la de los mayores y la de todo el mundo.
En cambio, un chico joven podía hallarse más a gusto que un anciano con experiencia, pues la muerte lo afectaba de más lejos. Le importaban un bledo sus peligros y la miraba con distracción".

Adalbert: "Asábamos buena carne por la mañana; y más carne por la noche. Quien antes no la probaba más que en las bodas ahora se hartaba a diario.
Antes, cuando volvíamos de la tierra, no había casi nada en la olla, sólo las judías de siempre o, a veces, gachas de mandioca. Cuando volvíamos de los pantanos, pillábamos pollos asados en las tabernas de Kibungo, y jarretes de vaca, y bebida, para compensarnos del cansancio. Había por todas partes niños o mujeres que lo ofrecían a precios decentes. Y pinchos de cabra y cigarrillos para quien quisiera probarlos.
Estábamos animadísimos para este trabajo nuevo. No nos preocupaba agotarnos corriendo por las ciénagas. Y si había suerte en el trabajo, nos poníamos tan contentos. Ya no hablábamos de cultivos. Nos habíamos librado de preocupaciones".

Jean Hatzfeld. Una temporada de machetes. Anagrama.

En abril de 1994 el asesinato del general Juvenal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadenó una masacre en Ruanda contra los tutsis. Más de 800.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados. (La foto no se corresponde con los testimonios).

sábado, 10 de enero de 2009

Continuar


"El escándalo resulta rentable en periodismo; y el error judicial es un escándalo virtuoso. Desencadenar un "asunto" no tiene ningún mérito especial: uno se atrae los rayos de los poderosos, pero también el reconocimiento de los lectores. El mérito reside en continuar cuando se sabe que los lectores están cansados del asunto. Ahí es donde se demuestra que lo que se busca no es tanto el deslumbramiento cuanto una reparación".

Jean Daniel. Camus. A contracorriente. Galaxia Gutenberg. Cïrculo de Lectores.

Tólstoi y Lorca a las tres de la mañana


"Camus encontraría a Tólstoi en París, en los sindicatos del libro.
Tólstoi,pero también Federico García Lorca. Pues se trataba igualmente del derroche físico, de las noches que uno no puede menos de prolongar tras la entrada en máquinas de la última página, de los amigos a quienes es imposible dejar después de doce horas de obsesión compartida, del último trago, de la última mirada de mujer, del último baile y, luego, de pronto, en el vértigo del alba, la agradable amargura proporcionada por la conciencia de lo efímero, el descubrimiento de la vanidad, los interrogantes acerca del destino: hacia las tres de la mañana se puede encontrar en las calles de todas las capitales del mundo a periodistas errantes que pasan del agotamiento al vacío, del desencanto al desenfreno. Camus presumía de mantenerse en esa senda dostoyevskiana. "Tan desenfrenado en el trabajo como en el placer", decía de sí mismo. Camus se detenía en Lorca. La felicidad no le pareció nunca culpable, ni el placer, sospechoso".

Jean Daniel.Camus. A Contracorriente. Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores.

lunes, 5 de enero de 2009

Honor como ideal



"Esa vida apasionada y frustrante al mismo tiempo, activista y culpabilizadora, intensa y vana, urgente y perecedera fue la que amó Camus con la fogosidad que pondría también en el teatro. Pero es verdad que se negó a ejercer un poder injusto, a caer en la tentación de distribuir censuras y elogios, y que practicó la difícil oposición al culto de la moda y al espíritu de la época y desautorizó la rivalidad entre competidores, la denigración convertida en sistema y a los cortejantes de toda clase de poder. ¿Por qué? Sencillamente, porque el periodismo también es eso. Camus había leído, evidentemente, Las ilusiones perdidas y no ignoraba la máxima de Balzac: "Si no existiera la prensa, habría que procurar, por encima de todo, no inventarla".
En realidad, podríamos decir que el periodismo por el que Camus sentía nostalgia consistía en la apuesta que no pudo llevar a cabo porque le faltó tiempo: la concepción de un periódico que desterrase todo tipo de mentira, en el que la virtud fuese, no obstante, divertida, y donde se defendieran, encarnizadamente tres principios, los de la justicia, el honor y la felicidad. Un tríptico más sorprendente de lo que parece ¿Qué persona de izquierdas se atreve a hablar así sobre el honor como ideal?"

Jean Daniel. Camus. A contracorriente. Galaxia Gutenberg. Círculo de lectores.