lunes, 24 de noviembre de 2008

Bob Dylan y las 200 entrevistas



Esto es una actualización de aquello. Alberto me alertó de la existencia de un libro de entrevistas con Bob Dylan (Global rythm press, 2008). Ha concedido por ahora más de 200 en 42 años (unas cinco al año). El libro hace una selección de 31 de ellas. Dejo unas palabras (recogidas en el prólogo) de Robert Hilburn, que ha entrevistado a Dylan diez veces para el periódico Los Angeles Times.

"Dylan considera que han abusado de él en la prensa. Gente que le ha malinterpretado o que ha tratado de etiquetarle o categorizarle. De modo que es bastante receloso ante todo el proceso de la entrevista y los medios. Y claro, si acudes a él hecho un manojo de nervios, puedes quedar atenazado como entrevistador. Lo que de verdad te interesa es formularle una serie de preguntas específicas y centrarte en eso. Sin embargo, Dylan rehuirá esas preguntas con cierta frecuencia. Tienes que dar un paso atrás y decir: "Vale, ¿De qué quieres hablar?". Que encuentre un ámbito satisfactorio o un tema con que disfrute, y seguimos por ahí. Como entrevistador tienes que practicar ese tipo de transacción. Dylan es de una generosidad y una franqueza, así como de una inteligencia oculta, que con frecuencia no notas mientras vas hablando con él. Tienes que ponerte la cinta y volver a escuchar la cinta y volver a escuchar la entrevista para descubrirlo, porque tu nerviosismo te impidió añpreciarlo en su momento.

Me dijo una vez que, desde su punto de vista, lo más difícil era que la gente le formulara preguntas sobre cuestiones en las que jamás había pensado y que esa gente pretendía una respuesta inmediata. Y él no quiera dar respuestas superficiales. De modo que vacilaba o se sumía en el silencio. Y si veía que no había modo de salir de allí, pasaba a otra cosa. En numerosas ocasiones, los entrevistadores pretendieron anclarle a esa cuestión, y por eso es que a veces le da por juguetear, tratando de pasar de eso.

También me dijo en otra ocasión que no le gustaban las entrevistas porque, a menudo, no sabía lo que habría debido responder hasta que se había ido. Así que le dije que podía llamarme al periódico al día siguiente si se le ocurría algo. Y llamó (en sábado) con un par de cosas que había anotado, como chistes de Johnny Carson, y uno de ellos era: "El país anda tan confundido estos días que la gente no sabe si seguir al presidente o a los Green Bay Packers". Y nada, se le había ocurrido eso y llamó para incluirlo en mi artículo.

Si puede charlar de cosas con las que se siente cómodo, no hará falta que le insistas para que se ponga a hablar. Basta con que te relajes y dejes que coja un poco las riendas. El tema de Don't look back es algo que todavía arrastra, pero él no suele ser así. A veces te apetecería abrazarle cuando está a sus anchas y se pone a hablar con elocuencia. Esos momentos, y su calidez, son algo que guardo como un tesoro".

1 comentario:

Tú o yo dijo...

Los periodistas son muy peligrosos. Yo nunca me dejaría entrevistar.