sábado, 6 de diciembre de 2008

Los bárbaros



Yo llevo leídas lo menos unas treinta estadísticas comparativas del poderío militar francés con el poderío militar alemán. Ya saben ustedes lo que es una estadística. Nada de palabras: nada de frases, el dato, la cifra... De las treinta estadísticas que yo he leido, y en las que no había nada de literatura, unas quince demostraban la supremacía de Alemania sobre Francia, y las otras quince, la supremacía de Alemania sobre Francia. Es decir, que me he quedado como antes de leer ninguna estadística.
"Dichosos los animales -decía Larra-, porque ellos, como no hablan, se entienden".
En tiempos de Larra, los hombres se engañaban con palabras. Hoy se engañan con números. Enronces echaban discursos. Ahora falsifican letras o hacen estadísticas. Dos hombres que no sepan nada de cuentas, no se engañarán nunca. ¡No le prestéis nunca una peseta a un matemático!
Yo no necesito datos para hablar de Francia y Alemania. Me basta con ver a los alemanes y a los franceses. Los franceses están muy gordos para pegarse con nadie. Comen demasiado bien, viven perfectamente, se acuestan en camas muy blandas. Los alemanes son un pueblo duro, metódico, grosero, fuerte. Los franceses han llegado al punto culminante de su civilización. El genio francés no puede dar ya nada más de sí. De aquí en adelante, Francia irá en decadencia. Y los alemanes majarán a los franceses. Entrarán a saco en Francia. Apagarán estas cocinas francesas, donde se confeccionan unos platos tan deliciosos. Cerrarán los teatros, en los que se representan comedias tan agradables. Uniformarán la circulación. Impondrán una música muy pretenciosa en los establecimientos alegres de Montmartre. Editarán libros de filosofía, prohibirán las canciones alegres...
Pasará el tiempo. Los alemanes ya no pensarán en conquistas. Conseguido todo lo que desean, se darán a la buena vida. Aligerarán su música y su filosofía. Se dedicarán a comer platos muy delicados. Se harán mullir las camas. Se aburguesarán y comenzarán a usar zapatillas. Se civilizarán. Harán esprit. Dejarán de tener genio para tener ingenio. Las salsas les harán ponerse un poco gordos. Alemania será un pueblo elegante y refinado. Las alemanas adquirirán esbeltez y gracia, hasta el punto de que los sombreros les sentarán a las mil maravillas. Llegará un díaen que Alemania sea el pueblo más espiritual de la tierra, lo cual no dejará de tener cierta gracia. Los hombres que quieran vivir agradablemente se irána Alemania. Dará gusto estar en Alemania en esa época hipotética.
Y, entonces, aparecerán, al norte o al sur, otros hombres groseros, pesados y fuertes, y esos hombres se lanzarán sobre Alemania y acabarán con ella y con su buena vida. Es la historia de siempre. En cuanto un pueblo alcanza el apogeo de su civilización, se debilita y cae. El porvenir es de los bárbaros. Tengamos confianza en el porvenir, nosotros, los españoles.

Julio Camba
Camba en París, diario de un español. 1912. (Páginas escogidas, Austral).

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