Hay una pregunta que debería haberse cambiado por otra en la entrevista con Al Pacino. Era una pregunta, sin duda, que la periodista tenía pensado hacer y, por lo tanto, la hizo. Sólo puede salvarse si, o bien, le habían exigido un cuestionario cerrado, o bien lo que quería saber es la importancia que Pacino le da a los honores. Sin embargo, para saber esto podría preguntarle directamente -suele ser efectivo- o tratar de sonsacarle dónde guarda los premios, porque su relación con el teatro y el cine queda meridianamente clara en las preguntas anteriores. Son éstas.
Al Pacino: Fue el compromiso personal que adquirí con la experiencia teatral lo que decidió mi vida para siempre. De hecho, esa decisión me hizo desestimar la posibilidad de escribir, hacer música o trabajar otras formas de expresión artística. Aunque entonces, pensé que mi carrera se desarrollaría por completo sobre las tablas de los teatros.
P. ¿Y el cine?
R. Las películas siempre estuvieron alrededor, pero las consideré solo una opción. Y fue la suerte, sin duda, la que puso en mi camino a directores como Coppola, Brian de Palma, Lumet, Pollack, Friedkin... Pero, me hubiera sentido totalmente realizado si toda mi vida se hubiera desarrollado en el teatro de repertorio. Aunque no sé cuán lejos habría llegado.
P. ¿Cómo resistió entonces las tentaciones del diablo, en forma de Hollywood, dinero, fama y premios?
R. Cuando era joven, tuve el teatro. Comencé allí y siempre ha sido la fuente a la que he regresado a beber. De hecho, ahora preparo una nueva producción, una obra de Eugene O'Neill, The Iceman Cometh. El teatro es familiar y tangible. Y el éxito, las ascensiones a la fama, tienen sus lógicas caídas. Es paradójico, el cine puede ser maravilloso, pero también muy peligroso. El éxito es un fino alambre y no todos los actores están preparados para el funambulismo.
Y aquí llega la pregunta. La tengo escrita y hay que hacerla.
P. Usted posee el Tony y el Oscar, los máximos galardones de teatro y cine. Un fuego en su casa le obliga a salvar sólo uno, ¿cuál elegiría?
R. Tengo dos Tony. El primero me lo dieron por The Basic Training of Pavlo Hummel sin haber hecho ninguna película. El segundo, por Does a Tiger Wear a Necktie?, cuando ya había hecho un puñado de ellas. En ninguno de los dos casos había preparado un discurso. Cuando el Oscar por Esencia de mujer, sentí cierta intuición de que me lo darían, porque ya había ganado el Globo de Oro. Y en el discurso, que sí había preparado, agradecí al teatro el haber hecho las películas posibles. Y agradecí al cine, hacer el teatro posible. Valoro mis dos carreras. Y, créame, si en mi casa oyera ¡fuego!, simplemente saldría corriendo.
Al Pacino le salva la pregunta con su sensatez. ¡Dios mío! Fuego. Sálvese quien pueda. Que no cunda el pánico.
Debería haber insistido con el tema del funambulismo. Interesante. Seguro que él se cayó alguna vez. ¿Sin red?
10 comentarios:
Lo primero me parece una chorrada. Qué más da preguntarle por lo del fuego que por dónde las tiene colocada. Es más, lo del fuego es más original. Cuántas veces hemos tenido que escuchar la segunda pregunta. La típica "Y dónde lo vas a colocar?". Además, tratándose de un genio como Al Pacino, no creo que ningún periodista se sentara ahí frente a él sin las preguntas -o la mayoría-escritas. Aunque bueno, frikis hay hasta en el periodismo. Sólo estoy de acuerdo con lo del funambulismo. Te quedas como diciendo y? Falta una repregunta. Está claro.
La clave de lo que quiero decir es tu última frase: "Falta una repregunta". Al había entrado en un terreno interesante que podría abrir alguna puerta. Y la inepta de la periodista se atuvo a su co´rsé ya escrito y no se atrevió a entrar. Quizás porque pensaba que estaba ante un genio y ella no lo es. Respeto, por supuesto, pero tu trabajo es preguntar. Y no tonterías, precisamente. La pregunta de dónde lo colocarías se hace siempre porque produce respuestas chocantes. Mientras que la que hizo estaba bien en su guión, pero ya le había respondido. Al se limita a contar su currículum, que cualquiera puede consultar y la periodista debería haber consultado antes. Es una pregunta estúpida, salvo por la respuesta de Al. ¡Que no cunda el pánico!
En fin, lo que quiero decir es: cuando lees la pregunta, ¿tienes alguna duda de que hubiera cogido el Tony?
Pues cuando leo la pregunta no, no cabe ninguna duda. La duda surge cuando lees la respuesta. Dejaría que se calcinara el Tony.
Aclaración, aparte. Estoy de acuerdo con lo de que la periodista se atuvo al corsé, uno de los grandes males del periodismo. Pero no con lo segundo. Es chocante oír una y otra vez: "pues lo colocaré en el baño", "pues,mmm, aún no lo sé", "a ver, quizá en la cocina". Él único original a la "originalidad" de la pregunta fue Bardem este año. Pero bueno, Bardem es de otra tinta.
Por supuesto, que lo dejaría quemarse, porque es sensato. Salvaría la vida. Pero lo importante no es la originalidad o no de la pregunta, sino lo que se logre extraer al entrevistado. Y sólo le saca su currículum y sentido común.
PD1. ¿Quién ha respondido lo que tú dices?
PD2. Yo no he leido nunca dónde tiene el Tony Pacino. Igual lo guarda justo en la ventana de la salida para incendios. Para así tenerlo a mano.
PD3. Insisto me hubiera gustado saber más de él.
PD4. Bardem es una risa, es verdad.
«Me recomiendan que ponga el Oscar en el baño», Alejandro Amenábar dixit.
Lo que tendría que haber contestado Al Pacino es lo siguiente: "Saldría corriendo, pero el Tony siempre lleva un traje ignífugo, por si acaso".
Aporta sensatez y lo que intenta descubrir la periodista (porque antes no se ha enterado). Y ya está. Doy por cerrado el debate.
Me has dado una idea. Mira mi siguiente entrada
será mañana. Ahora voy a ver una película. Y me das el ordenador.
jajaja
Por Dios!!! ¿Quién es este anónimo? Intenso o intensa es, ¿no?
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